miércoles, septiembre 10, 2008

Inventores


¿Por qué no se les ocurrirá algún aparatito para capturar olores? Así como con las fotos, en nuestros días más tristes podríamos oler la primavera.

jueves, septiembre 04, 2008

Nombres


Mi abuela se llama Victoria, mi madre se llamaba Dolores... ¿por qué no me habrán puesto a mí Esperanza?

lunes, agosto 11, 2008

Nanas y pies fríos


Mi amado pequeñito está enfermo; llevaba días quejándose de dolor de guatita y yo se lo atribuía al estrés de la situación de la otra mitad de su familia, porque va a hacer su Primera Comunión en pocos días o, simplemente, porque prefería quedarse en la casa, en lugar de ir al colegio.
Pero anoche me quedó claro que no era maña, estaba decaído y se quejaba como no suele hacerlo él, tan aperrado en esta vida.
Hice todo lo que mi intuición y mi experiencia maternal me indicaba, pero el dolor no cedía. Se acostó con dolor y seguía gimiendo y yo, desesperada, no sabía qué más podía hacer a esas horas de la noche, teniendo una idea del diagnóstico que resultó ser bastante acertada.
Pero antes de darme por vencida del todo, probé con esa medicina imponderable, que se transmite por instinto, que no se aprende en ningún manual ni te recomienda ningún médico: me acurruqué con él y empecé a cantarle SU canción de cuna, esa que lo acompaña desde que nació -cuando yo aún tenía voz- y que es distinta a las de sus hermanos.
Mientras tanto, él buscaba mis piernas con sus piecesitos helados, para calentárselos, para enredarse en su mamá, sentirla pegadita a él y, por fin, quedarse dormido.

martes, julio 22, 2008

Color hormiga


No es que me estén invadiendo, las estoy emanando. Las invoqué por error hace unos días y me espantaron.
Como no quisieron irse voluntariamente, arrasé con ellas furibunda y parece que las sobrevivientes, que siempre son cientos, miles, millones, decidieron cobrar venganza. Ni olvido ni perdón.
Se me fueron apareciendo por aquí y por allá, en la cocina, en la mesa, cuando abría mi libro por las noches y yo, inconmovible, ¡pffst!, las eliminaba una a una.
Pero ellas, laboriosas como hormigas, no se dejaron amedrentar y persistieron en su ataque paciente, pero eficiente.
Huí, apenas pude, a refugiarme al sagrado templo del deber, confiada en que dejaría atrás a mis perseguidoras cuando, ¡horror!, empecé a verlas salir desde mi ropa.
Se han infiltrado en todo mi ser, salen por el puño de mi camisa, por mi boca, por mis oídos, de entre mi pelo. Salen por mi nariz y por los pliegues de mi voz, me habitan y se escapan de mí antes de que yo alcance a reaccionar, de modo que ahora estoy en plan de acostumbrarme a ellas.
Algo de su lenguaje he aprendido y me entero de lo que traman a escondidas, pero lo que todavía no puedo superar es que se metan en mis sueños, color de hormiga.

miércoles, junio 18, 2008

Pura nostalgia

domingo, junio 08, 2008

Amigas


Hoy vi el trailer de Sex & the city y me dieron ganas de llorar.
No por envidia, porque ellas están en Nueva York y yo aquí; no por los “Manolo” de Carrie, ni por Mr. Big, sino porque entendí, de golpe y porrazo, cuánto quiero a las insignes integrantes de La Vaca.
No sé si la pata que nos falta podría alguna vez llegar a reintegrarse, a ponerse al día de todas nuestras historias de vida que se han desarrollado en estos ¡veinticuatro años! desde que nos conocimos, pero las otras tres caminamos perfectamente, sin cojear. Al contrario, muchas veces hemos sido muleta unas de otras, para seguir derechito ahí cuando el camino se ve lleno de hoyos.
Las amo porque son las hermanas que elegí, como dice "Charlotte".
Son parte de mi vida, como el aire que respiro, porque no necesito pensar en ellas para saber que están siempre, siempre.
Somos divertidamente distintas de lo que pensábamos que íbamos a ser cuando nos conocimos, hemos hecho un camino largo por la vida, las profesiones, las vocaciones, la maternidad y las relaciones de pareja y cada vez que nos veo juntas, siento que todavía nos quedan siglos para seguir evolucionando y sorprendiéndonos, aunque tal vez, entre nosotras, no caben las sorpresas.
Lo único que tengo por cierto es que mis amigas sólo pueden estar cada día más cerca de mi corazón. Miranda, revisa tus planes, no nos puedes dejar huérfanas.

jueves, junio 05, 2008

Expresión popular


Me encanta la sorpresa de encontrar por las calles manifestaciones del sentir de la gente, cuando el sistema oficial no satisface sus necesidades...

jueves, mayo 22, 2008

Para que aprendan


En mi incansable búsqueda de la perfección y todo eso, di con muchos consejos útiles para convertirse en una gran escritora. O escritor.
Aquí los comparto con ustedes, de puro generosa que soy, para conseguir llegar a ser una novelista de éxito y codearme con los best-sellers.

1. Lo primero: conoser vien la hortografia.

2. Cuide la concordancia, el cual son necesaria para que usted no caigan en aquello errores.

3. Ponga comas, puntos signos de interrogación o dos puntos rayas siempre que corresponda si no poco se entienden las relaciones entre las palabras la jerarquía entre las ideas.

Y cuando, use los signos de: puntuación, póngalos; correctamente!.

4. Lo mejor es esquivar la reiteración de sonidos en la oración. La proposición es buscar una opción que no rime con lo dicho con antelación.

5. Evite las repeticiones, evitando así repetir y repetir lo que ya ha repetido reiteradamente.

6. Trate de ser claro; no use hieráticos, herméticos o errabundos gongorismos que puedan jibarizar las más enaltecidas ideas.

7. Imaginando, creando, planificando, un escritor no debe aparecer equivocándose, abusando de los gerundios. Tratando siempre, sobre todo, de no estar empezando una frase con uno.

8. Correcto para ser en la construcción, caer evite en trasposiciones.

9. Tome el toro por las astas, haga de tripas corazn y no caiga en refranes comunes. Calavera no chilla.

10. ¡Voto al chápiro!... creo a pies juntillas que deben evitarse las antiguallas que obscurecen el texto.

11. Si algún lugar es inadecuado en la frase para poner colgado un verbo, el final de un párrafo lo es.

12. ¡¡¡¡Por el amor de Dios!!!!, no abuse de las exclamaciones. NI de las Mayúsculas. Recuerde, adem��s, que la cantidad de puntos suspensivos es siempre fija....... (¡solo tres!)

13. Pone cuidado en las conjugaciones cuando escribes.

14. No utilice nunca doble negación.

15. Evite usar el adjetivo "mismo" como si fuera un pronombre; el mismo está para otra cosa.

16. Aunque se usen poco, es importante emplear los apóstrofo's correctamente.

17. No olvide poner las tildes que correspondan. Mas aun cuando es importante conocer cual es la significacion de una palabra, en caso de que haya una opcion con tilde y sin ella.

18. Procure "no poner" comillas "innecesariamente". No es un recurso para "resaltar" sino para "mencionar" una "voz ajena" al texto.

19. Procurar nunca los infinitivos separar demasiado.

20. Y con respecto a frases fragmentadas

miércoles, mayo 14, 2008

Las Sábanas


No hay caso. Soy mañosa y, por más que buena parte de mi historia diga lo contrario, no nací para pobre.
Aperrada como soy, me puedo acostumbrar a casi cualquier cosa. Soporto estoicamente el Transantiago en las horas punta; me las arreglo para usar los mismos zapatos de hace tres temporadas, con sus respectivos pantalones, chaquetas y blusas; observo con resignación el arribo y la partida de los cantantes que visitan esta tierra de gatos aspirantes a jaguares; elijo con alegría las películas de cine para todo espectador, en desmedro de aquellas que quisiera ver tomada de una mano; me las arreglo para hacer durar el perfume que me compré en un arranque de irresponsabilidad; es decir, me puedo acostumbrar a casi cualquier cosa... ¡menos a las sábanas de menos de 180 hilos!

Oración


Diosito lindo, la próxima vez que te pida algo con tantas ganas... ¡por favor no me hagas caso!

martes, mayo 13, 2008

Dolores crónicos


Me he acostumbrado a vivir con dolor y ya no le temo, aunque a veces me molesta. No se trata de nada metafísico, relacionado con la falta que me hace mi madre cada día o comprobar lo difícil que se hace a veces lo que debería ser tan feliz, sino de dolor concreto, físico.
Desde mis dos achaques crónicos, me he acostumbrado a ver el mundo como si todos tuvieran las mismas limitaciones que yo y me sorprende la gente corriendo, andando en bicicleta o cargando niños en los brazos. Yo sólo me resigno a la renuncia de ésos y otros placeres tan simples como un partido de fútbol con mis críos o usar esos tacos que fascinan y me fascinan.
Pero desde hace unas semanas, me he dado cuenta de que se me está insatalando un nuevo dolor, de los metafísicos, para los que no hay pildoritas que lo alivien.
Me di cuenta de que mis hijos, que todavía son niños, están teniendo dolores de grandes. Es que están creciendo irremediablemente y advierto que ya no bastará un besito de la mamá en la peladura de rodillas del alma para que deje de dolerles.
¡Cómo quisiera poder ahorrarles tantas penas! ¡cómo quisiera saber hacerlo! Sin embargo, sé que las necesitan como yo necesité las mías para ser la que ahora soy.
Sólo me resta intentar enseñarles a ponerse sus propios parches curita.

domingo, abril 27, 2008

Tareas...


Cuando a los chinos se les ocurrió eso de que en la vida había que plantar un hijo, escribir un árbol y tener un libro, ¿habrán pensado en validar algún día la alternativa del blog?

viernes, abril 25, 2008

El Reino de Dios


Me declaro católica, voy a misa (casi) todos los domingos, hasta me confieso de vez en cuando y trato de no andar pelando en público a los curas pedófilos, pero nunca he estado tan cerca del cielo como mi Mexxe del alma, con su talentosa pupila.

Diez puntos menos por reconocerlo...

miércoles, abril 16, 2008

Bueno, ella es sicóloga...


APRENDER A PERDONAR
Neva Milicic

En muchas ocasiones, en el transcurso de nuestra vida, habrá personas que actuarán en forma que estimaremos poco justa con nosotros, o que cometerán errores voluntaria o involuntariamente, que nos causarán daños de diversa magnitud. Posiblemente también habrá personas que pasarán por encima de nuestros derechos. Y ciertamente es normal y deseable reaccionar a estas situaciones. Pero quedarse pegado en ellas es dañino para la estabilidad emocional y para las relaciones que se establecen con el mundo externo.

Hay que aprender a perdonar, no sólo por el bien de los otros que son los eventuales agresores, sino que por el bienestar personal, ya que es muy desgastante y desenergizante acumular resentimientos. Quedarse “pegado” en estos temas no favorece el crecimiento personal. No necesariamente hay que olvidar lo sucedido, pero no hacer que esa rabia que produce la injusticia o el daño recibido, se transforme en el único motivo de vida o en una preocupación central que nos disminuya la alegría de vivir. Cuando el daño recibido es muy grande, a veces hay que aprender a vivir con ello. En la medida de lo posible es deseable aclarar con la persona que le ha hecho daño lo sucedido y ver cuáles son las reparaciones posibles.

Perdonar no es dejar impune las faltas cometidas sino que aceptar las disculpas y escuchar las razones de la persona que nos hirió o nos produjo el daño. Si la ofensa no es muy grave, dar vuelta la página y ver que se aprendió de esa experiencia, puede ser un mecanismo reparador. Reconocer que habrá muchas ocasiones que también nosotros vamos a tener que ser perdonados, nos hará más tolerantes ya que los errores son parte de la vida. Por lo tanto cuando un niño aprende a asumir una actitud de tolerancia y perdón, ello le permitirá reestructurar más rápido sus relaciones después de un conflicto.

Andrea, de 14 años, era una niñita muy inteligente y autoexigente, que hacía casi todas las cosas muy bien, pero tenía un defecto no menor, era muy intolerante a las fallas o equivocaciones de los demás. Si un amigo olvidaba llamarla para su cumpleaños, entraba en la lista negra. Si una amiga no llevaba el libro que le había prometido, se enfurecía y determinaba que no se podía confiar en ella.

Por supuesto esta característica de personalidad tuvo consecuencias negativas para ella porque se fue quedando sola y sus compañeras de curso se esforzaban en encontrar y en señalar los errores que Andrea pudiera haber cometido, cumpliéndose así lo que dice el refrán “Con la vara que juzgues seré juzgado”.

Los niños aprenden a perdonar, observando la actitud con que sus padres enfrentan los errores y las equivocaciones de sus hijos y de otras personas. Si ven en usted unos jueces implacables, descontrolados y que están constantemente echando en cara los errores cometidos con anterioridad, difícilmente podrán aprender a perdonar. Los padres no pueden ser como un fiscal despiadado. Frente a los errores de los hijos, es necesario entender por qué los cometieron y ayudarlos amorosa y esperanzadamente a encontrar el camino correcto de hacer las cosas.

Un niño que no es perdonado por sus padres difícilmente se perdonará a sí mismo y las personas que no aprenden a perdonarse pueden caer fácilmente en actitudes autodestructivas.

La capacidad de perdonar es un don, pero también puede aprenderse, y es un aprendizaje que sin duda hará que sus hijos sean mejores personas y sin duda más felices.

Publicado en la revista Ya, el 15 de abril de 2008 (parece que leyó mi blog...)

jueves, abril 10, 2008

Reflexiones sobre el perdón


Parece que fue el tema de la semana, al menos para mí. Comenzó con la lectura de una columna de revista femenina, acertadamente vilipendiada (la revista, no la columna), por mi lúcida amiga Mexxe en la que se hablaba sobre las bondades de pedirlo, para el ofensor, y de otorgarlo, para el ofendido.
Repasando mis experiencias al respecto no pude sino concluir que parece más fácil pedir perdón que darlo, porque cuando se pide perdón, se asume por una vez la humillación de reconocer la falta y después de eso sólo queda sentirse satisfecho por el gran paso dado.
Cuando se trata de brindarlo, aunque no sea solicitado, la cosa es más espinuda, porque supone un largo proceso de intentar comprender las acciones del otro, con una cuota inmensa de amor, caridad y generosidad. Perdonar es mucho más difícil que decir "te perdono"; implica sanar de verdad las heridas producidas por la falta hasta llegar al punto de que recordarlas ya no duela. Implica, también, no recurrir a sacar en cara el error en algún momento de ofuscación, para dejar en claro el daño que hemos recibido. Implica ser capaces de enfrentarnos a las personas y situaciones con la mente y el corazón sin resentimientos.
La segunda instancia se dio a propósito de la catequesis de mi benjamín, en la que la charla del iluminado jesuíta a cargo trataba sobre el sacramento de la Reconciliación, antiguamente conocido como la Confesión.
Con una oratoria que ya se quisiera cualquier candidato a algo, el "Lalo" nos explicaba sobre la gracia del perdón otorgado por Dios, a través del ministerio del sacerdocio, y otro sinnúmero de cosas sobre lo relativo del valor de la verdad y la necesidad de darle a nuestros jóvenes hijos argumentos válidos en los que sustentar su fe.
Lo mejor vino después, cuando debíamos reflexionar en grupo sobre el tema de la charla...
Cada uno de nosotros trataba de explicar su experiencia personal frente a la confesión. La más iluminada del grupo decía no entender cómo podíamos complicarnos tanto con eso, cuando la Gracia que se recibía al confesarse era un regalo inapreciable. Yo comía galletas y tomaba café, atragantada con las palabras que querían salir de mi boca. Callada como nunca, sólo atinaba a asentir o a negar con la cabeza cada vez que correspondía, mientras ella nos trataba como jiles por no darnos cuenta de lo fácil que era ir a confesarse y, a la salida, sentirse como guagüita recién nacida.
Lo que nunca pude decirle a mi amiga, lo que impidió que este año -como el ritual que sigo cada semana santa- pudiera confesarme, lo que quería contarle a todos sobre lo imposible para mí del tema, era que lo que la confesión supone es arrepentimiento por el "pecado" cometido y, sobre todo, ¡la intención de no volver a pecar!

martes, marzo 25, 2008

lunes, marzo 24, 2008

El mejor cumplido


Después de estar varias horas tratando de enseñarme a jugar Mario Bros., mi benjamín me dijo el mejor cumplido que he recibido en mi vida: que soy como un huracán, desastrosa, pero linda...

domingo, marzo 23, 2008

Besos


Un amigo de mi hermano, músico como él, dijo una vez que el momento más sublime en una relación de pareja era el del primer beso. Nada de lo que viniera después, podría compararse a toda la emoción y la adrenalina sentida en el momento de rozar con los propios los labios de esa persona por largo tiempo anhelada, observada de lejos, aproximada primero con timidez y luego con decisión.
Yo no podría estar más de acuerdo, hago memoria de mis propios besos y recuerdo la incredulidad que sentí cada una de las tres veces que un beso cambió mi vida.
La primera de ellas, el 20 de noviembre de 1986, yo pensaba "esto no puede ser, no todavía", porque yo tenía elaborada toda una estrategia de acercamiento y conquista, que se fue a las pailas en aquél parque cuando él, jugando con las flores que se enredaban en mi pelo, me tomó por sorpresa y me besó.
Asustada, no me atrevía a mirarlo al día siguiente, por no saber si ese beso había sido lo mismo para mí que para él. Y si lo fue, durante los seis y medio siguientes años de mi vida.
Del segundo no recuerdo la fecha, pero fue por abril de 1993. A pesar de haberlo esperado por toda una década, o tal vez por lo mismo, me supo a algo de desilusión y torpeza, pero yo estaba determinada a que ese beso continuara en la historia que continuó, claro que no con el mismo desenlace.


El tercer beso está demasiado fresco en la memoria de mi mente y la de mis sentidos. Estuve veinte minutos pegada a un par de labios deliciosos, adictivos, perfectos.


Hay también un beso en mi vida que, sin haber sido precursor de historias típicas en estos casos, me acompaña hasta hoy con su sabor a mazapán...
Pero hay un beso reciente, muy reciente, que sin ser primero tuvo esa misma magia, tuvo el poder de hacerme sentir que no tenía los pies puestos sobre la tierra y dejarme el resto del día con un vacío enorme en la boca, el de sus labios. Fue un beso capaz de tenerme toda la tarde, y la noche, con un escalofrío pegado en la espalda, con la adrenalina atacando por sorpresa a cada rato.
Ese beso, igualmente inesperado, me tiene replanteándome aún sobre cuánto nos pueden sorprender aquellos a quienes creemos conocer.

martes, marzo 18, 2008

sábado, marzo 15, 2008

Aprender a querernos



A raíz de acontecimientos recientes de mi vida, he vuelto a cuestionar la situación de mi autoestima.
Por mucho que escuche sobre lo simpática, guapa o inteligente que soy, siempre creeré que mi interlocutor es muy educado o está tratando de engrupirme para conseguir algo a cambio, derechamente.
Nunca me he querido, nunca me he encontrado nada de lo estupenda que dicen que soy y he descubierto, con el paso del tiempo y de muchas penas, que esto es el resabio de una educación muy exigente, donde siempre se esperaba de mí más que lo que había dado, sin importar el esfuerzo que hubiera detrás.
Nunca me creí merecedora de un cariño especial y por eso sentia que debía agradecer el que me daban...
Con el tiempo, con el devenir de mi vida y las consecuencias de muchos errores cometidos, mi autoestima siguió en picada.
Presiento que es lo que nos sucede a muchas mujeres de mi generación, profesionales, talentosas, que hemos fracasado en nuestros matrimonios...
Somos una especie de cofradía informal, que nos reconocemos en silencio y un cierto grado de solidaridad y competencia.
Buscamos "rehacer" nuestras vidas, creyendo que nos merecemos otra oportunidad, la definitiva, de amar y ser amadas.
"Muchas veces traspasamos los límites correctos y adecuados con el fin de tener “algo de cariño” y, esto, siempre o la mayoría de las veces, es un camino hacia un dolor inevitable. Nos equivocamos, y mucho, al hacer esto. Este tipo de traspaso de límites generalmente no resulta. Lo que empieza mal termina mal", dice Pilar Sordo, aunque en el intento pongamos lo mejor de nosotras para que, por fin, funcione.
Las transgresiones emocionales son más frecuentes de lo que parecen y de lo que estamos dispuestos a reconocer, siempre terminamos encontrando justificación para lo que hicimos y nos avergüenza, pero tarde o temprano debemos admitir la situación tal y como es, sin eufemismos, sin "peros" que nos tienten a hacerla menos indigna o indignante.
El inevitable dolor tiene que hacernos reaccionar, para que podamos aprender de esas situaciones y no volverlas a repetir nunca más en la vida.
Nos podemos caer, pero tenemos la obligación de levantarnos y aprender de nuestros errores. Aunque nos cueste. Aunque duela. Aunque nos signifique seguir solas.

martes, febrero 05, 2008

¡Gracias!


Resulta que tenía que aparecer un médico, médica, para ser más exacta, fanática de los tacones, para que por fin alguien saliera en defensa de ese accesorio de la moda que en realidad es bien protagonista: los zapatos.
A esta donna se le ocurrió demostrar, mediante estudio de campo, que el uso de tacones, específicamente del taco aguja, reporta ciertos beneficios a la anatomía femenina y lo plantea de tal manera que dudo que las mujeres de la segunda cuarentena de la vida se resistan a usarlos.
Ahora bien, mis reflexiones personales van por el lado de que las mujeres más jóvenes difícilmente se dejarán convencer de subirse a estos nunca bien poderados calzados, que exigen una cuota no menor de sacrificio, para averiguar si los efectos anunciados por la italiana son ciertos.
En cambio, las de más de cuarenta, ya estamos más acostumbradas a los tacos, los usamos incluso cuando éramos adolscentes, en la época de la horrorosa moda ochentera (de ese tiempo son mis primeros zapatos de charol de taco aguja...). Entonces, la gracia radica en que estamos más acostumbradas, nos causan menos tormento, los lucimos con más gracia ¡y las piernas se nos ven mucho más lindas!

viernes, febrero 01, 2008

Noches de vaguada costera


Ya, para mi gusto, el verano dura poco. Es demasiado corto para todas las noches que necesito para sentirme viva, para morirme de calor al punto de que una sábana es demasiado abrigo.
Ahora tengo rabia, porque la vaguada costera me ha robado algo de mis noches de verano; noches de un vinito en la terraza, a la luz de las velas; noches de albahaca y nuevas cepas que descubrir al amparo de una cena que siempre trae algo para asombrar; noches de ensaladas y postres inventados, con sabores que se van haciendo parte de una memoria que vale la pena atesorar.
Estas noches he tenido que volver a vestirme para no sentir frío, cuando en verano es casi un pecado usar ropa.
Son estas noches de recuerdos de tantas vacaciones pasadas, de veladas eternas jugando a las cartas con mis papás, como si fuéramos grandes, con la piel dorada y caliente, agradecida de tanto sol irresponsable; con el ruido del mar o las tímidas olas del lago traspasando las permeables fronteras de una carpa.
Creo que por esos recuerdos, para mí las noches de verano son sinónimo de pura felicidad. No importa que haya pasado mucho tiempo desde que disfruté mi último verano, pero siempre queda la esperanza para el próximo.
Tal vez porque me faltan otros calores, necesito tanto el del sol del verano y no lo perdono, no quiero perdonarlo, por arrancarse en esta noches de vaguada costera.

miércoles, enero 30, 2008

Para tener en cuenta


El beso es una herramienta inteligentemente utilizada para interrumpir una conversación, cuando las palabras empiezan a estar de sobra.

lunes, enero 21, 2008

De paso


Un buen amigo mío me dijo que el hogar es el lugar donde descansa mi corazón, y he descubierto que mi hogar no tiene paredes, ni puertas, ni ventanas, sino piel y corazón.
Después de un largo periplo de dudas y aprendizajes, descubrí que él es el único lugar donde encuentro paz y donde me gusta llegar a descansar al final de la jornada.
Mi llavero tiene trece llaves y la única que me pertenece es la del candado de mi bicicleta, tal vez una señal más de que aún estoy en tránsito hacia algún lugar, hacia algún estado de mi vida que todavía desconozco.
Así, más bien solitaria, quizá más sola que nunca antes en mi vida, recojo día a día las lecciones acumuladas y hago el balance al caer el sol.
Hoy, objetivamente, no tengo nada. Mi situación geográfica y mi condición de peatona a la fuerza me ha significado incluso distanciarme involuntariamente de mis amigas de las interminables conversaciones de las noches de otros veranos, pero he recuperado algo que hacía mucho había perdido: la esperanza y la alegría de descubrir las sospresas que me regalará un futuro al alcance de mi mano, porque esta vez lo estoy construyendo con mis propias manos, sin depender de nada ni de nadie que el día de mañana pueda desaparecer.

viernes, enero 04, 2008

Puro ego


A mis 41, ciertamente no paro el tránsito, pero lo hago más lento...