viernes, noviembre 09, 2007

Lujuria


Estaba pendiente. Meses buscando el momento oportuno para atreverme a poner en esta pantalla lo que siento cada vez que me pongo a pensar en él.
No hay otra posibilidad, porque es definitivamente quien me lleva cada vez a una dimensión del deseo imposible de rechazar.
Porque sólo su voz es capaz de despertar el pulso de mi cuerpo y de mi mente, para hacerme temblar con la idea de su cercanía.
Porque me hace desear que cada noche sea lunes de primavera, de esta primavera que nos ha encontrado en su balcón como si fuéramos los únicos habitantes de esta ciudad, como si no existiera otro tiempo que el que paso fundida en su piel.
El juego empieza cuando me atrapa donde nadie y todos pueden vernos y osada, impúdicamente, explora con sus manos todo lo que le pertenece.
El ascensor también es su cómplice, demorándose tanto como un beso que me deja sin aliento.
En nuestro pedazo de cielo, los olores y los sabores de cada cosa que comemos y bebemos siguen despertando mis sentidos, preparándolos para la fiesta que nos espera sólo unos pasos más allá, cuando él se decide, por fin, a desplegar todo su arte guardado por siglos para mí, eternamente buscando más y más de lo que sólo mi gato me puede ofrecer.