miércoles, abril 16, 2008

Bueno, ella es sicóloga...


APRENDER A PERDONAR
Neva Milicic

En muchas ocasiones, en el transcurso de nuestra vida, habrá personas que actuarán en forma que estimaremos poco justa con nosotros, o que cometerán errores voluntaria o involuntariamente, que nos causarán daños de diversa magnitud. Posiblemente también habrá personas que pasarán por encima de nuestros derechos. Y ciertamente es normal y deseable reaccionar a estas situaciones. Pero quedarse pegado en ellas es dañino para la estabilidad emocional y para las relaciones que se establecen con el mundo externo.

Hay que aprender a perdonar, no sólo por el bien de los otros que son los eventuales agresores, sino que por el bienestar personal, ya que es muy desgastante y desenergizante acumular resentimientos. Quedarse “pegado” en estos temas no favorece el crecimiento personal. No necesariamente hay que olvidar lo sucedido, pero no hacer que esa rabia que produce la injusticia o el daño recibido, se transforme en el único motivo de vida o en una preocupación central que nos disminuya la alegría de vivir. Cuando el daño recibido es muy grande, a veces hay que aprender a vivir con ello. En la medida de lo posible es deseable aclarar con la persona que le ha hecho daño lo sucedido y ver cuáles son las reparaciones posibles.

Perdonar no es dejar impune las faltas cometidas sino que aceptar las disculpas y escuchar las razones de la persona que nos hirió o nos produjo el daño. Si la ofensa no es muy grave, dar vuelta la página y ver que se aprendió de esa experiencia, puede ser un mecanismo reparador. Reconocer que habrá muchas ocasiones que también nosotros vamos a tener que ser perdonados, nos hará más tolerantes ya que los errores son parte de la vida. Por lo tanto cuando un niño aprende a asumir una actitud de tolerancia y perdón, ello le permitirá reestructurar más rápido sus relaciones después de un conflicto.

Andrea, de 14 años, era una niñita muy inteligente y autoexigente, que hacía casi todas las cosas muy bien, pero tenía un defecto no menor, era muy intolerante a las fallas o equivocaciones de los demás. Si un amigo olvidaba llamarla para su cumpleaños, entraba en la lista negra. Si una amiga no llevaba el libro que le había prometido, se enfurecía y determinaba que no se podía confiar en ella.

Por supuesto esta característica de personalidad tuvo consecuencias negativas para ella porque se fue quedando sola y sus compañeras de curso se esforzaban en encontrar y en señalar los errores que Andrea pudiera haber cometido, cumpliéndose así lo que dice el refrán “Con la vara que juzgues seré juzgado”.

Los niños aprenden a perdonar, observando la actitud con que sus padres enfrentan los errores y las equivocaciones de sus hijos y de otras personas. Si ven en usted unos jueces implacables, descontrolados y que están constantemente echando en cara los errores cometidos con anterioridad, difícilmente podrán aprender a perdonar. Los padres no pueden ser como un fiscal despiadado. Frente a los errores de los hijos, es necesario entender por qué los cometieron y ayudarlos amorosa y esperanzadamente a encontrar el camino correcto de hacer las cosas.

Un niño que no es perdonado por sus padres difícilmente se perdonará a sí mismo y las personas que no aprenden a perdonarse pueden caer fácilmente en actitudes autodestructivas.

La capacidad de perdonar es un don, pero también puede aprenderse, y es un aprendizaje que sin duda hará que sus hijos sean mejores personas y sin duda más felices.

Publicado en la revista Ya, el 15 de abril de 2008 (parece que leyó mi blog...)

2 comentarios:

Mexxe dijo...

Hoy en mi segunda charla para convertirme en coach hablamos precisamente de esto... de que perdonar le sirve más al que perdona que al perdonado.

leonardo dijo...

Y al revés también, la ofensa es más mancha del ofensor que del ofendido.

Por ejemplo, yo nunca he entendido por qué la gente engañada se siente "tonta", si tonta es la persona que engaña, más bien. ¿Tendrá que ver con que en Chile se considera "vivo" al engañador? cuando, pa mi gusto, hacer trampa es una forma bien clara de tontera...