sábado, abril 14, 2007

Tontera



Escuché en una película un refrán: "El amor es como el vino; la medida justa te hace feliz, pero más de la cuenta te convierte en un tonto"... ¡Cómo me hizo sentido!
Tal vez por eso siempre he tenido cuidado con lo que bebo, me fascina el vino y tiendo a pasarme un poco de copas cuando lo bebo. Sin embargo, con el amor no he sido tan cauta y mi falta de juicio ha quedado tantas veces en evidencia.
No puedo evitarlo, no quiero evitarlo. No conozco sentimiento más deliciosamente embriagador que estar enamorada y eso me hace tremendamente dramática.
Si la vida no transcurre como una pieza shakesperiana, para mí casi no vale la pena, pero eso mismo es lo que me agota y me me hace, de tanto en tanto, querer abandonarla.
Hoy estoy en el límite, siento que tengo más emoción que la que puedo soportar y, por enésima vez en mi existencia, me siento frágil. Pero no como la burbuja que era el año pasado, que podía explotar y desvanecerse, sino como una rama pequeña y delgada, que se puede quebrar en cualquier minuto y quedar reducida a un montón de astillas sin sentido.
A pesar de esto, me sorprendí volviendo a soñar. Tonteras, pero sueños de futuro, como un refrigerador lleno de pescado...
Estos días grises de otoño me ponen triste, nostálgica. Recuerdo los otoños en Arrieta, con el programa deportivo de la radio Cooperativa sonando eternamente en la radio del taller de mi vecino y nosotras, las niñitas, jugando entre las fragantes ramas del palto recién podado.
También recuerdo décadas posteriores, que a estas alturas son décadas atrás, cuando pasábamos una tranquila tarde de sábado en la casa de sus padres, con alguna de esas vidas que crecieron dentro mío.
Este sábado es frío y mi fuerza es esquiva como la luz de este sol egoísta de abril.
Hoy sólo me mantiene la fe. Y tu amor, que necesito como al aire.

No hay comentarios: