viernes, abril 27, 2007

¿Qué hiciste, Pistolero?


No puedo entender nada. Llevo días tratando de encontrar una explicación, cualquier atisbo de idea que te justifique, que te salve, y no me ha ido bien con eso.
Dejaste a tu Guajira convertida en miles de pedacitos que no saben cómo encontrarse para ser una de nuevo.
Acostumbradas a no pedir explicaciones, acostumbradas a no preguntar nada, me mira con sus ojos incrédulos y me dice ¿qué pasó? Yo, impotente, tan desarmada como ella, no tengo respuestas. O tal vez tenga muchas, todas, pero no las que le sirven; tengo sólo las respuestas que me sirven a mí para entender por qué elegimos conformarnos con lo que les sobra de su vida, con lo que nadie más necesita, con lo que no les genere problemas, con lo que no necesite mentiras, con lo que no nos delata.
Tu Guajira se deshace y yo no tengo argumentos para sostenerla, tu Guajira llora y no puedo consolarla, porque sus lágrimas sólo me recuerdan las mías.

"Se aprende a jugar siempre en la banca, a comprender lo incomprensible, a esperar hasta la hora que él pueda, a no sentir celos o a tragárselos, a creer lo increíble, a darlo todo por quien sólo da lo que puede. En estos casos se termina sintiendo, pensando y viviendo desde y para el otro.
Creo que eso se produce debido al esfuerzo permanente por entender, por esperar, por no presionar, que al final se pierde de vista la necesidad de uno misma. Una se pierde en el otro y volver a centrarse en una misma es una tarea muy difícil y absolutamente necesaria. Es la forma de empezar a sanar y de volver a sentirnos sin dolor".


¿Qué hiciste, Pistolero? ¿qué no te gustó de su amor? ¿qué te ofendió de su entrega? ¿qué te asustó de su fe en un futuro distinto?
Te llevaste contigo la paz, tan esquiva cuando se espera contra toda lógica. Te llevaste los mismos sueños que ayudaste a construir, te llevaste los sueños de ella y amenazas los míos también de una manera tan peligrosa, que me aterra.
¿Qué va a pasar con ella? ¿acaso no te importa?
Tu Guajira es fuerte, yo no. Tu Guajira no ha perdido nunca el norte de lo que es fundamental, a mí me pasa a cada rato. Pero por fuerte que sea ella, no puedes pensar que no necesita una explicación. Deberías ver sus ojos incrédulos cuando me mira y dice ¿qué pasó?

1 comentario:

Facinerosa dijo...

Me gustó mucho.Te entendí.