jueves, diciembre 17, 2009

En tus manos...


Te ríes de mí por mi voluntariosa obstinación para contradecirte todo, para reclamarte todo, para pelearte todo, y yo pienso en cuan responsable eres de la mujer que tienes en frente...
¿Y qué hago, entonces, cuando me urges y no te tengo? ¿dónde consuelo a mis ganas de ti, de tocarte, de olerte, de escuchar tu voz al oído? Recurro a las certezas que he encontrado en ti, tan distintas de otras, de las anteriores que, como el amor, fueron eternas, hasta que se acabaron.
Has puesto a prueba todos mis discursos y eso me agrada porque, al reconocerlo, me reconozco a mí misma, me visto y me calzo de la mujer que me gusta ser y que me encanta que quieras.
Ahora no importa el tiempo ni el espacio, no hay distancia entre este par de locos que creen en la fortuna de haberse encontrado y que están dispuestos a derribar tantos mitos. Tú, allá, y yo, acá, seguimos respirando al mismo ritmo de la noche que nos recuerda abrazados.
Al fin y al cabo, todas las dudas desaparecen en el instante en que me miras y me preguntas ¿me amas?

3 comentarios:

Vere dijo...

Vaya.... si que estás enamorada tu ah??? ... pues me alegro, es uno de mis estados preferidos.

Un beso linda

Renata dijo...

¡enamorada hasta las patas! También es mi estado preferido...

Ruguz dijo...

Que hermoso Hijilla, me recuerda viejos tiempos.